MARTES 26 de septiembre (HealthDay News/HispaniCare) -- Un estudio reciente halla que muchas personas no tienen suficientes habilidades matemáticas o de lectura para interpretar correctamente las etiquetas de información nutricional de los empaques de alimentos.
Según los investigadores, las personas necesitan una mejor educación acerca de cómo leer las etiquetas de los alimentos, aunque éstas también deben estar diseñados para suministrar la información de manera que sea fácil de comprender.
El informe fue publicado en la edición de noviembre del American Journal of Preventive Medicine.
"Aunque la mayoría nos dijo que lee las etiquetas regularmente, la gente tiene dificultades para entenderlas", aseguró el Dr. Russell L. Rothman, autor del estudio y profesor asistente del Centro de investigación de servicios de salud de la Universidad de Vanderbilt. "Las etiquetas de los alimentos son bastante complejas, sobre todo la información nutricional".
En el estudio, los investigadores encuestaron a 200 pacientes de atención primaria. Los participantes, de diversos orígenes socioeconómicos, recibieron pruebas estandarizadas de lectura y matemáticas. También se les aplicó una encuesta sobre la etiqueta de información nutricional, en la que se les pedía que la interpretaran. También se midió su comprensión de las etiquetas de información nutricional.
Se les pidió a los participantes que eligieran cuáles eran los dos alimentos que contenían más o menos de un cierto nutriente. La mitad de las preguntas se valieron de productos que tenían etiquetas que decían claramente "carbohidratos reducidos", "bajo en carbohidratos" o diseñados para "una dieta baja en carbohidratos".
Entre los participantes, el 68 por ciento tenía algo de educación universitaria y el 77 por ciento tenía al menos los conocimientos y habilidades de alguien que hubiera terminado el noveno grado. Sin embargo, menos del 63 por ciento tenía habilidades matemáticas inferiores a las del noveno grado. Según informan los investigadores, la mayoría de los participantes aseguró que usaba las etiquetas de los alimentos y que les parecían fáciles de entender.
"Sin embargo, hallamos que muchas personas tenían dificultades para entender la etiqueta y cometían errores al tratar de interpretarla", aseguró Rothman. "Esto puede hacer que las personas sobreestimen o subestimen por mucho cuánto están consumiendo de ciertos nutrientes".
El equipo de Rothman halló que en general, los pacientes respondieron correctamente al 69 por ciento de las preguntas de la encuesta sobre nutrición. Sin embargo, apenas el 32 por ciento pudo calcular correctamente la cantidad de carbohidratos consumidos en una botella de refresco de 20 onzas (591 ml.) que tenía 2.5 porciones por botella. Apenas el 60 por ciento pudo calcular la cantidad de carbohidratos consumidos si comían la mitad de un panecillo (bagel) si el tamaño de la porción era uno entero.
Además, el 22 por ciento podía calcular la cantidad neta de carbohidratos en dos tajadas de pan bajo en calorías y apenas el 23 por ciento pudo determinar la cantidad neta de carbohidratos en una porción de pasta baja en grasa.
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Las razones que muchas personas dieron para estos malentendidos fueron que no habían entendido la información sobre el tamaño de la porción, que estaban confundidos por la información secundaria de la etiqueta y que habían hecho un cálculo erróneo.
Los médicos, los expertos en nutrición y otros proveedores de atención médica deberían hacer un mejor trabajo para explicar las etiquetas de los alimentos a sus pacientes, recomendó Rothman. Los fabricantes de alimentos y la U.S. Food and Drug Administration también deberían esforzarse por hacer etiquetas más fáciles de entender, agregó.
"las etiquetas son sumamente densas", apuntó Rothman. "Hay oportunidades para hacerlas un poco más fáciles de entender". Los tamaños de las porciones deberían ser más claros y la información secundaria debería ser eliminada de la etiqueta, recomendó.
Estos cambios, y otros, podrían hacer las cosas más comprensibles, sobre todo para los que tienen una dieta especial, anotó Rothman. "Si realmente le cuesta trabajo comprender las etiquetas, avísele a su médico, que éste le puede ayudar sugiriendo maneras de comer que no exigen que entienda toda la información que hay allí impresa", comentó.
Un experto considera que la manera como se comunica la información nutricional a los consumidores debe ser renovada.
"La interpretación de las etiquetas nutricionales exige habilidades matemáticas y de lectura, una combinación que no es común", aseguró el Dr. David L. Katz, director del Centro de Investigación Preventiva de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale. "Las preguntas que se le hicieron a los participantes del estudio podían ser respondidas directamente a partir de la información de la etiqueta misma por cualquiera que supiera cómo encontrarla", agregó.
Sin embargo, la pregunta que los consumidores realmente necesitan responder es si un producto es bueno para su familia, puntualizó Katz. "Esta pregunta no puede ser respondida por nadie que confíe en la tabla de información nutricional. Por eso, aún las personas inteligentes y comprometidas pueden despistarse con las afirmación publicitarias del empaque", sostuvo.
"Necesitamos una evaluación objetiva de la calidad nutricional general de los alimentos", agregó Katz. "Necesitamos traducir eso a símbolos que se pueden interpretar de un sólo golpe de vista al frente de todos los alimentos empacados. Esto también debe ser aplicado en las comidas de restaurantes de cadena".
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